Puede resultar extraño, en unos tiempos en los que la escritura manuscrita sucumbe ante los aparatos electrónicos, dedicar un número de Archivamos a la caligrafía. Aunque no se puede comprender la cultura escrita, la diplomática o la paleografía sin tener en cuenta la caligrafía, su vigencia nos exhorta a aproximarnos al arte de la bella escritura. En este número nos hacemos eco de su renovación. Diego Navarro realiza un conjunto de reflexiones y experiencias y, sobre todo, perspectivas de futuro en torno a la caligrafía y su transformación contemporánea. El renacimiento que toma los modelos pasados como inspiración para la creación de nuevos trabajos que, como los antiguos calígrafos, tienen a la creatividad, la intuición y la expresividad como cúspide de un arte basado en ángulos, geometrías, ductus o módulos, pesos y alturas.
En el bloque de actualidad documental tratamos el hecho de que los registradores de la propiedad asuman la gestión del Registro Civil y sus consecuencias para los archivos. También analizamos los peligros de la destrucción de los testimonios de las víctimas de abusos infantiles y los riesgos archivísticos de la privatización de los servicios públicos.
En la sección de métodos proponemos una serie de pautas para sobreponerse al robo de datos, descubrimos los metadatos que hay en tweet y comentamos los problemas de Google para cumplir la sentencia que respalda el derecho al olvido.
Y finalmente en las noticias culturales destacamos el archivo del sida, una exposición que recoge los materiales documentales sobre la lucha contra el SIDA en Australia y el proyecto #DGFamily de Dolce&Gabanna para reunir retratos familiares en un álbum en línea dedicado a las familias de todo el mundo.