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Josefa dio a luz, en el antiguo hospital en mayo de 1984, a un niño grande que pesaba más de 5 kilos y que además se hacía notar por su inconsolable llanto. Poco tiempo después los médicos le comunicaban el fallecimiento del bebé por encharcamiento de los pulmones. Y por si necesitara más causas, en el Registro Civil se anotó que murió por tragar líquido amniótico y en el cementerio se registró como razón de su defunción su condición de prematuro.