La animadversión de la población coreana hacia Japón proviene de la época en la que Corea era una colonia del Imperio Japonés; esta aún es palpable y se ha visto traída de nuevo a la actualidad. Las obras de demolición de la embajada surcoreana en Japón han revelado la existencia de múltiples informes, en los que se detallan los nombres e información complementaria de coreanos obligados a trabajar forzosamente para el Imperio Japonés. Por las mismas fechas el Archivo Nacional de Corea ha dado orden de reconocer como registros críticos, con valor nacional y cuya conservación debe ser permanente, la documentación conservada en la Casa de las Halmonis (abuelas), los testimonios de las pocas mujeres que sobrevivieron a la esclavitud sexual por Japón.