Los archivos, bibliotecas y centros documentales albergan fondos y colecciones discriminatorios contra ciertos colectivos. Su difusión a través de la red plantea interrogantes sobre la neutralidad de las instituciones memorísticas y la tensión entre el derecho al acceso y el cuidado de las víctimas. ¿Cómo afrontamos la difícil, y necesaria, tarea de documentar el odio?