Los primeros automóviles de la historia nacieron en el siglo XIX con la Revolución Industrial; eran meros vehículos autopropulsados por vapor. Aunque el origen de los automóviles que conducimos actualmente es el conocido Triciclo Benz, considerado el primer vehículo que montó un motor de combustión interna. En el caso español, la primera hazaña de un vehículo de vapor fue protagonizada por el locomóvil de Castilla en 1860, al cubrir el trayecto Valladolid-Madrid; sin embargo, también hay que destacar el caso del Triciclo Bonet, un vehículo fabricado por un eminente industrial catalán, que adquirió varios motores de combustión interna en la Exposición Universal de París y fabricó un vehículo que no dejó indiferente a nadie en la ciudad de Barcelona. Al igual que el vehículo, las normativas relativas a su utilización, la documentación ligada a este, la seguridad vial y la conservación de las vías públicas han ido evolucionando paulatinamente, dando lugar a una gran diversidad de normativas, reguladas todas ellas en su mayoría por las administraciones locales.