El 11 de marzo de 2011 la tierra tembló en la costa del Pacífico y desencadenó un gigantesco maremoto, corrimientos de tierras, incendios en refinerías y el mayor desastre nuclear que ha sufrido el mundo desde Chernobil en 1986. Frente a la devastación causada, la actuación de la Cruz Roja Japonesa y sus equipos de intervención en desastres fue de vital importancia para prestar ayuda a los supervivientes en los primeros momentos y en la posterior reconstrucción de las zonas afectadas.