Benedicto XVI, el todavía papa, acaba de destituir de sus funciones al cardenal primado de Escocia, Keith O’Brien, después de que trascendiera que tres sacerdotes y un ex sacerdote le han acusado de acoso sexual en los años 80. Todo ha sido presentado como una renuncia del cardenal, aunque el diario sugiere que es una destitución en toda regla. El cese significa que O’Brien no asistirá al cónclave que debe elegir al nuevo papa tras la dimisión de Benedicto –aunque varios días después dice que asistirá a Roma a las reuniones previas-. Las acusaciones contra el cardenal se unen a las que pesan sobre otros miembros del cónclave, que amenaza con verse empañado con uno de los asuntos considerados clave en la decisión de Benedicto XVI de renunciar al papado: las dificultades para luchar contra los abusos sexuales en el seno de la Iglesia católica.