Recién cumplidos los 70 años desde la estrepitosa caída de aquel demente al que el mundo dio por llamar Führer, parece que la sombra del nazismo sigue coleando en Europa. Y no; no nos referimos al escandaloso auge de algunas agrupaciones políticas que en pleno siglo XXI tratan de minar la democracia con ideas neonazis y sin embargo ya caducas. Esto es algo que viene de mucho más atrás.
El pasado mes de marzo, más de 2000 griegos judíos se reunían en la Plaza de la Libertad de la ciudad de Salónica para conmemorar el 72 aniversario de la partida del tren de la muerte que habría de transportar a sus antepasados –más de 50.000 personas– a los campos de concentración alemanes.