Nueva York, 1981. La empresa familiar de Abel Morales (un enorme Oscar Isaac) está dedicada a la distribución de gasóleo en la ciudad de Nueva York. La empresa ha crecido rápido en pocos años hasta convertirse en una gran compañía que apunta al dominio del negocio en toda la ciudad. Esto ha sido posible gracias a su dueño, Morales, un hispano que personifica el sueño americano, un hombre hecho a sí mismo, quien a base de trabajo y una fe inquebrantable en su capacidad para el triunfo se ha convertido en un poderoso hombre de negocios.