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Los documentos son instrumentos del poder. Los archiveros posmodernos rechazan la imparcialidad de los archivos y que lo que dicen es la verdad. Su interés se encamina hacia el poder de la memoria, sobre quién o qué es recordado y quién o qué será olvidado. A los archiveros les corresponde el papel principal en la creación y determinación de la memoria contra el olvido. A esto hay que añadir el hecho de que el documento es dinámico con una constante evolución generada por las intervenciones de los profesionales y usuarios, incluso después de que se hayan incorporado a los archivos históricos. Como afirma Verne Harris, los archivos no deben hablar con la voz del poder, sino con numerosas voces que expresen la gran diversidad y la complejidad de nuestras sociedades contemporáneas.