En los inicios de este nuevo siglo los archivos tienen que hacer frente a nuevos desafíos. Ahora están sumidos de nuevo en un proceso de cambio. El objetivo de los archivos tiene que abandonar el tranquilo estanque de la conservación de las pruebas trasladándose a las aguas bravas de su creación y valoración. En un mundo globalizado con cambios vertiginosos, con complejas organizaciones, con instrumentos virtuales, las instituciones archivísticas ya no pueden conservar los documentos siguiendo las pautas tradicionales. Los materiales han dejado de ser el tema esencial y en un proceso inverso el contexto ha pasado de ser irrelevante a convertirse en fundamental.
A esta colección de análisis que constituye este nuevo número de Tabula le hemos atribuido el título de Archivos híbridos a sabiendas de que con este término se hace generalmente referencia a la miscelánea de documentos y bytes. Sin embargo, nuestra concepción va más allá de la convivencia de soportes. Calificamos como archivos híbridos a aquellas instituciones archivísticas que evolucionan y que llevan a cabo un proceso de fusión de lo nuevo con lo viejo. Las transformaciones que se producen en esos archivos híbridos, efectivamente, afectan a los soportes, pero las más importantes están relacionadas con los métodos de trabajo y con los principios. Y, por supuesto, también están todos los desarrollos tecnológicos que agilizan esas innovaciones.